Estudios recientes confirman que la presencia de una mascota en las escuelas reduce el estrés en las aulas.
«Cada escuela debería tener un perro para reducir los niveles de estrés», era el titular de un reportaje en la BBC News inglesa que recogía declaraciones de profesionales de la educación que venían a defender esta afirmación. Por ejemplo, el vicerrector de una de las universidades de más prestigio de Inglaterra declaraba «cada escuela debe tener un perro u otra mascota para reducir el estrés en el aula» mientras que una homónima añadía: «es una manera poderosa de ayudar a los niños a sentirse más seguros en las escuelas».
Es más, el secretario de Educación, Damian Hinds, manifestó, recientemente, también en el contexto de este debate, que debe haber más escuelas que tengan «perros de bienestar» y que «las mascotas pueden ayudar realmente».
Todo esto lo he buscado en Internet estos días. Lo he hecho después de conocer la experiencia de la escuela St George de Sarrià. Ellos tienen, desde hace un año, una perrita: Georgie. Es muy joven; tiene tan sólo 15 meses y es, sin duda, la compañera más especial de los alumnos del St. George y la protagonista indiscutible de la hora del patio. El equipo directivo del St. George tiene constatado que la presencia del animal está siendo altamente positiva.
Explica la directora del St. George, Miss King, que está demostrado que a nivel educativo la presencia de una mascota «es un apoyo más a tener en cuenta ya que ayuda a calmar el ambiente cuando es preciso o ayuda al alumno más introvertido a abrirse en un momento determinado». También implica una responsabilidad y dan apoyo emocional a los niños, en momentos o situaciones que les son difíciles.
Miss King afirma que «las niñas y los niños pueden relacionarse con los animales, cuando están tristes por ejemplo, de una forma que no siempre funciona con los seres humanos».
Las investigaciones más recientes destacan que tener animales supone diferentes beneficios: aportan compañía y alegría, mejoran la autoestima, y sobre todo enseñan a los niños a amar y respetar las diferencias.
Firmado: Jordi Pardinilla